Publicar foto: rollo de papel higiénico | © Pixabay
Que algún día escribiría un artículo sobre el papel higiénico nunca se me ocurrió ni en mis sueños más salvajes. Pero como vivo en un barrio donde hace días que no hay papel higiénico y además tengo una digestión completamente normal, estoy empezando a tener mis pensamientos.
Sigo creyendo en el bien de las personas y aún más en una economía de mercado que funcione, por lo que hasta ahora me he abstenido de comenzar la producción de mi propio papel higiénico.
Pero es sorprendente lo que sucede cuando la situación de vida normal de las personas cambia repentinamente un poco. Esto lo confirman sobre todo quienes sostienen desde hace tiempo que nuestra sociedad está completamente sobresaturada y ya ha caído muy bajo.
Y para aquellos que simplemente no quieren creer que siempre hay una gran cantidad de "gilipollas" entre nosotros, prueban suerte en el psicoanálisis para encontrar razones más plausibles para el acaparamiento de papel higiénico. Pero incluso estos llegan muy rápidamente a la "fase anal" y luego les gusta hablar, científicamente sólidos, de caracteres anales.
No quiero volver a ir tan lejos y, tras un breve repaso de mi tesis llamando a otras ciudades, he llegado a la conclusión de que se trata únicamente de una cuestión de inteligencia.
Cuanto más estúpida -cualitativa y cuantitativamente- sea la gente de tu barrio, menos papel higiénico encontrarás en las estanterías de los supermercados y droguerías.
Es por eso que el viejo proverbio alemán "Más tonto de lo que permite la policía" ahora debe decir lo siguiente: "Más tonto de lo que Aldi y Lidl pueden entregar papel higiénico".