Foto destacada: Día lluvioso en Capri 2019
Pasó poco más de un mes antes de que se resolvieran los preliminares. Pero el lunes de Pentecostés, 8 de junio de 1992, había llegado el momento e intercambiamos votos.
Pasamos la mayor parte del tiempo juntos en la cancha de squash o en la pista de atletismo, lo que probablemente aceleró un poco las negociaciones. Por cierto, estaba demostrando así una teoría de la década de 1980, a saber, que no puede haber rondas de negociación exitosas y eficientes si no hay oportunidad para la actividad deportiva.
Luego, las negociaciones posteriores se prolongaron un poco porque nosotros, ambos trabajando, éramos menos capaces de conciliar las citas de seguimiento necesarias. Y por último, teníamos que buscar una fecha común para la luna de miel, que además debía ser lo más cercana posible al día de la boda.